Muchas veces planteamos preguntas y pasamos el resto de nuestras vidas buscando por inercia respuestas a dichas preguntas. Cuando las respuestas ya no nos funcionan una ya otra vez, quizás lo más correcto no es buscar otra respuesta, sino replantear la misma pregunta. Las preguntas que planteamos, tanto conscientes como aquellas en la subconsciencia, tienen el poder de enfocar nuestras búsquedas, esfuerzos y diálogos internos y externos, desde una reunión de trabajo, una cena con la familia hasta la búsqueda de mayor bienestar y desempeño. Aquello que cae fuera del foco de nuestras preguntas, muy probablemente se quedará fuera de nuestra vista y por tanto fuera de nuestra realidad. Crecemos en la dirección y vivimos en el mundo de las preguntas que nos planteamos.